
El olor es penetrante.
Surge de pronto y dura solamente segundos.
Olfateas a tu alrededor, tratas de descubrir de dónde proviene pero no lo logras...
Surge el miedo.
Tú ya sabes, lo has vivido cada vez con mayor frecuencia.
Sabes que tu cuerpo se desplomará como una marioneta sin titiritero.
Te preguntas en qué tiempo y en qué lugar ocurrirá y el miedo crece.
Solamente viene a tu memoria la frase: El que no carga con su cruz y viene detrás de mí, no es digno de mí...