lunes, 2 de febrero de 2009

Derrota




La oscuridad cubre el campo de batalla.
Las huestes victoriosas se marchan luego del triunfo arrasador.
La negra bandera enarbolada por el triunfal Fracaso flamea victoriosa en la cima del patíbulo donde, la Misericordia y la Piedad fueron crucificadas.
Los cuerpos ya sin alma yacen pisoteados y embarrados…
La Sensibilidad con su rostro embarrado exhala su último suspiro.
Más allá, la Justicia desmembrada y sin cabeza se asemeja a una triste marioneta…
Ya no suenan los clarines ni tambores, solamente la música del silencio es la marcha funeraria de tantos caídos en la lucha.
En un descampado, la Esperanza agonizante se desangra lentamente
Sólo cuatro ángeles la custodian y velan el cadáver del amor que con sus ojos abiertos mira a un cielo sin estrellas
Los lirios ya marchitos, la legendaria Penélope, los paltos y la palmera tratan en vano de alimentarla con su savia y salvar a la víctima moribunda que, sin una queja, se abandona a su destino.
En un rincón, ya vencido, acurrucado y tembloroso, las lágrimas me nublan la mirada y bañan mi rostro demudado ante el panorama apocalíptico.
Es entonces cuando veo cerca de mí arrastrándose a la Fe, que harapienta, eleva al cielo en silencio una plegaria y en un monumental esfuerzo logro aferrarme a una de sus manos.

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